por ERIC EDUARTE VILLA
Cuando buscamos cosas nuevas que ver en el cine mexicano esperamos encontrar tramas ajenas a los géneros que estamos acostumbrados a ver; hay quienes dicen estar cansados del cine que se hace en nuestro país y también del bombardeo Hollywoodense. Entonces ¿Qué cine se debería explorar?
La niña de la Mina de entrada no busca encontrar el hilo negro para el cine mexicano, el guionista y director escribieron y filmaron la película que quisieron y la cinta sólo refleja el poder que se puede tener para generar películas de diversos temas y géneros, arriesgándose a esa exploración de los que muchos pueden definir como "Cine de entretenimiento". La película no pierde identidad a lo que representamos (si es lo que también se busca en la industria mexicana) da a conocer una de las leyendas de una de las ciudades más simbólicas de México, Guanajuato.
Y aún más se adentro a un terreno poco recorrido, el género de horror, como vemos, no se trata de emular al cine de Carlos Enrique Taboada, simplemente de hacer una película que muestre y provoque sensaciones, sentimientos. Quizá eso sea la gran expectación del cine de espanto, aún así se puede contar una buena historia. Para ello hay que seguir explotando los géneros de horror y terror.
Una leyenda que no necesariamente tiene que adaptarse tal cual existe, el cine tiene esa libertad de la ficción, así como una novela no siempre se adapta al pie de la letra, esa es la magia. Durante ese trayecto fílmico que se nos presenta se encuentra la forma distinta de ver nuestras ciudades, que asombran verlos en las creaciones locales. Si hay algo más qué reconocer son las actuaciones principalmente de Regina Blandón que parece despojarse de la imagen ofrecida en la serie 'La familia peluche'.
En el sabor principal del diseño de la película cumple, los momentos sorpresivos, la claustrofobia que puede generar un túnel de minería. Algo interesante es apostarle a no tener un héroe, sólo ver cómo se han sentenciado los protagonistas del film, y más aterrador aún es ver cómo está todo planeado para seguir alimentando al ser maligno de la historia.
¿Qué sigue? No es ver la continuación de La Niña de la Mina, sino continuar apostándole a estos géneros, al final nos demuestra la cinta que hay que arriesgarse a escribir y filmar este tipo de películas, conforme se avance seguro veremos una buena industria cinematográfica para quitarle el sueño a los cinéfilos.
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