por ERIC EDUARTE VILLA
Una manifestación laboral cotidiana que implique el cierre de avenidas como el periférico de la Ciudad de México donde atraviesan miles de vehículos por día con un estrés enorme para los conductores puede ser el escenario que nadie quiere experimentar. Pero atrás de ello existen cientos de historias que buscan llevar el pan de cada día a casa, cientos de trabajadores, obreros, apostaron por un largo tiempo someterse a una de las construcciones más complejas de la ciudad de México, el segundo piso de la avenida periférico.
A través de la mirada y lente de Juan Carlos Rulfo logró ser expuesta esta colosal construcción que tuvo que soportar las inclemencias del clima, temblores y un descomunal tráfico vehicular. Como si se tratará de un film hollywoodense donde se aprecia el monumental ensamblaje y transportación de la piezas del segundo piso pero reflejando, dando a conocer la vida de los humildes trabajadores, siendo ahí la historia a documentar.
La forma sorprendente de mostrar este acontecimiento urbano pero sobre todo la vida de sus protagonistas, no fue con la excelente mirada de Rulfo desde la cámara, sino ponerse en el lugar donde pisan y observan los obreros, desde grandes agujeros en la tierra hasta las alturas para admirar el imponente tránsito de coches, no obstante se hicieron presentes las tragedias y percances que ponían en riesgo la integridad de los trabajadores.
Si hablamos del lado técnico, su música y los mismos emplazamientos de cámara dejan la exquisitez y el vértigo de la propia obra que se levantó. Rulfo con su estilo, encendiendo la cámara y que la historia la hagan los personajes que entren a cuadro.
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