jueves, 5 de enero de 2017

Babel y la maravillosa estupidez humana

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

Ciertas películas están hechas para explorar ciertas condiciones de la humanidad, los documentales y cortometrajes precisamente hacen de esta técnica y arte su función, explorar determinados puntos y factores que al humano lo hacen reflexionar, cuestionar y cambiar de una forma que solo el cine puede crear como catarsis en las mentes de los hombres. Comedia, Romance, Venganza, Muerte; el cine comercial nos ha hecho tragarnos durante años la idea de que el cine se clasifica en subdivisiones y categorías, las distribuidoras de cine nos han engañado diciéndonos que el cine se separa, cuando en realidad si nos remontamos a la historia del cine en sus inicios podemos recordar y aprender que en realidad la función del cine en la vida como el séptimo arte que es, es precisamente el ser incluyente, porque el cine es universal, como la vida misma.

Babel, de Alejandro González Iñárritu, es el tercer largometraje realizado por el cineasta mexicano el cual cierra con la llamada "Trilogía de la Muerte" y la que también cerraría la forma en que hasta ese momento "el negro" concebía el cine, con historias entrelazadas, sin una línea definida, llena de flashbacks sin saber cuáles son y cuales no son, películas en las que hasta el final todo se conecta, y no, sin enfocarse a una sola historia, a un solo personaje (lo que hacía más atractivo para muchos el cine de Iñárritu y por lo cual para muchos aún sigue siendo este su mejor trabajo).

¿Y sí él no se hubiera pasado el alto? ¿Y sí ella se hubiera quedado en casa? ¿Y si él no hubiera ido a ver el accidente? ¿Qué hubiera pasado si ella no deja salir al perro? ¿Qué hubiera pasado si ella no hubiera arrojado por enésima vez la pelota? ¿Qué hubiera pasado si él no hubiera dejado solos a los perros? ¿Qué hubiera pasado si él no hubiera salido de casa con las niñas? ¿Qué hubiera pasado si él no le hubiera dicho que tenía el corazón de su esposo? ¿Qué hubiera pasado si aquellos niños no hubieran estado jugando con el arma? ¿Qué hubiera pasado si ella no hubiera ido a la boda? ¿Qué hubiera pasado si la mamá de aquella joven no se hubiera muerto? ¿Qué hubiera pasado si aquella pareja de norteamericanos no hubiera ido a aquel viaje a Medio Oriente porque él la dejó sola? ¿Qué hubiera pasado?

La hija de un abogado japonés, un par de hermanos que todo el tiempo están peleando en Jordania, una matrimonio en crisis viajando por el medio oriente, una inmigrante mexicana cuidando a un par de niños como si fueran sus propios hijos. ¿Qué tendrían de común y qué haría que todos estos personajes tan alejados unos de otros, incluso sin saber de su existencias, estén conectados sin estarlo, antes de que todo pase y se desplome en sus manos y hagan explotar las emociones y los sentimientos mismos de la raza humana? El amor, la rabia, la desesperación, el odio, la compasión, la sexualidad, la incomunicación. Todo puede ser emanado y redescubierto en una película cuyo tema central no es ninguno, porque la estupidez del humano no se cataloga, así como el cine en sus inicios no se solía catalogar, esa bendita estupidez que precisamente lo que nos hace es vivir como debemos de vivir, con intensidad y sin límite, sin pensar que el mañana es algo que vamos a tener por el simple hecho de respirar.


EL NEGRO Y SU HISTORIA
Si bien desde el inicio de su carrera con Amores Perros Alejandro ya mostraba una relación con los Oscar a lo cual se le auguraba una gran carrera haciendo que esta película ganara una nominación a película extranjera para México después de 25 años que el cine mexicano no lograba esa hazaña, y en 21 gramos las nominaciones para las magníficas actuaciones de sus actores le da más renombre a su persona y su trabajo, no es hasta esta película con la que recibe su primera nominación a mejor director (convirtiéndolo en el primer mexicano en tener ese logro), mostrando al mundo lo que su trabajo llegaría a convertirse años después.

Para los que consideramos a sus primeras películas una escuela misma de ese cine coral que amamos o solemos detestar, de verdad, nadie en aquellos años adivinaría que Iñárritu después nos daría trabajos como el de Biutiful, Birdman, o The Revenant; con una historia centrada a un solo personaje, y lo que es más increíble, tan distintas una de otra y tan complejas a la vez, cosa que en su trilogía de películas anteriores si bien son historias muy diferentes, todas llevan un denominador común, cosa que no vemos en las demás.

Biutiful nos muestra una historia oscura (y no sólo lo menciono por la fotografía tan sombría e íntima que hace Rodrigo Prieto quien además lo acompañó también en la Trilogía de la Muerte, ni por la actuación magnífica que nos da Javier Bardem que lo hace merecedor a una nominación como mejor actor principal en el año 2011), Birdman en cambio es una película muy luminosa, además de su principal atributo que es la larga secuencia en sus escenas y la casi nula edición dejando que todo corra y fluya, las actuaciones de todo su cast (estelarizado por el grandioso Michael Keaton y el talentosísimo Edward Nortom) y en The Revenant vemos una vez más a un Iñárritu reinventarse y explorar en las entrañas del hombre, luchando contra la naturaleza misma como la del hombre, haciendo de la luz natural, el sonido y la edición sus mejores aliados, y está por demás hablar del trabajo de DiCaprio y Hardy, así como de todo el cast en esta película.

Pero sin duda alguna Babel, así como toda la Trilogía de la Muerte, precarias o no, menores o no en cuanto a presupuesto, producción y calidad, sin duda son la escuela que Iñárritu y Guillermo Arriaga (guionista de la trilogia) crearon y perfeccionaron y por la que sin duda su nombre ya ha quedado marcado en la historia universal de la cinematografía.

Para muchos Amores Perros sigue siendo además de su ópera prima, su obra maestra. 21 gramos quizá sea una de las historias más intensas, desgarradoras y palpables filmadas la década pasada en la cual aprendemos que lo que tiene que perecer perecerá, pero para mí Babel seguirá siendo hasta el momento su película predilecta, y la razón por la cual lo considero así es porque en Babel -así como en toda la trilogía, pero en esta última con más intensidad- no hay un final feliz completo, porque como en la vida misma, el final feliz para algunos, es el final infeliz para otros.

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