texto ANDREI MALDONADO
Si en Carriere, 250 metros Juan Carlos Rulfo nos invitó a preguntarnos qué era una nación en En el Hoyo el heredero del gran escritor nos cuestiona ¿qué es una ciudad? ¿Quiénes son realmente sus pobladores? ¿Cuál es el idioma que hablan? Y ¿qué estandarte podría representarlos?
En torno a la construcción del segundo piso del Periférico Juan Carlos da vida a un ensayo cuyo principal arquitecto es la voz y el ansia de habitar algo más que un montón de concreto y asfalto. Agustín, El Guapo, Chabelo, Vicencio, Chompiras, Tomás, El Grande y Natividad dejan de ser la mano de obra para convertirse en los orquestadores de una realidad. La vida se convierte en un albur.
La demencial Ciudad de México se construye desde las alturas y corre como un río enloquecido de autos debajo de sus pies. Sabedores de su sitio en el engranaje de la capital del país, los obreros dedican su tiempo entre martillazo y martillazo a cuestionarse sobre qué harían si fueran presidentes, si Dios o el Diablo hablan con ellos, sobre por qué luchan, sobre sus sueños.
Una vez más Juan Carlos Rulfo consigue dar esa vuelta de tuerca que convierte una de las obras de ingeniería vial más cuestionadas en la historia de la ciudad más poblada del mundo en un micro-universo donde la urbe son un par de torres de cemento y sus habitantes tienen tanta vida como el resto de los 20 millones de habitantes que moran las atiborradas calles del Distrito Federal.
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