texto y fotografía ERIC EDUARTE VILLA
Apenas a finales de mayo concluido el Festival del Nuevo Cine Mexicano de Durango, ya se extrañaba todos los momentos ofrecidos durante el certamen. Desde hace un año al poco tiempo de finalizado el festival se realiza la semana de cine mexicano en tu ciudad que tiene el propósito de difundir por todo el país el cine nacional realizado en distintos años, dando así oportunidad a películas que llegan a tener más de una década ser mostradas nuevamente, incluyendo una charla con sus creadores o gente involucrada de alguna manera en la producción, de esa manera se llegan apreciar de una forma que tal vez no habían tenido durante su etapa de estreno.
Como si se tratase de un mini-festival o la continuación del mismo festival de Cine nacional celebrado en la capital duranguense, la segunda edición de la semana de la semana de cine mexicano en Durango, ofreció un sabor de fiesta cinematográfica donde se logró disfrutar de una función inaugural de gala con la proyección de la cinta ‘La Niña de la Mina’ de Jorge Eduardo Ramírez, el majestuoso Teatro Victoria reabría sus puertas para el séptimo arte. Clases magistrales donde destacó la charla del documentalista mexicano Juan Carlos Rulfo, que dentro de la semana se proyectaron tres de sus trabajos: Los que se quedan, Carriérre 250 Metros y En el Hoyo. Siendo así el homenajeado en estos 6 días de cine mexicano. También sobresalieron las clases de cine fotografía impartida por Alejandro Coronado y la de Actuación en el cine llevada a cabo por el actor Gabino Rodríguez.
Si faltaba algo más era tener la presencia del director Juan Antonio de la Riva quien volvía a su tierra natal para presentar el libro “La Fabrica de los Sueños: Estudios Churubusco”. Una semana de colorido mexicano como la exposición de Carteles dedicados al cine de los enmascarados del ring.
Lo más importante visto en esa semana de cine fue el gran interés naciente por el cine mexicano por parte de los asistentes pero más que nada su curiosidad por saber más del séptimo arte en general, sobre cómo se filma una película y poderla apreciar, en los talleres se logro ver la participación tanto de jóvenes como de adultos, así mismo desde hace rato se viene tallereando a niños en su iniciación al mundo del cine dentro de la ciudad de Durango.
Llegaba el momento de clausurar la semana de cine mexicano y de nuevo se sentía la nostalgia de seguir con la fiesta cinematográfica. Nos deja estas semanas que se realizan en diversos estados de la república que se requiere tener más espacios y difusión del cine que se produce en México, a sí mismo se va contagiando ese espíritu artístico y cultural tan necesario para ser libres, para ser, para existir.
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