texto ANDREI MALDONADO
fotografía CORTESÍA IMCINE
El Jurado Mayor de la octava edición del Festival del Nuevo Cine Mexicano de Durango contó con la presencia del actual director de Cineteca Nacional, Alejandro Pelayo Rangel, quien además de fungir como presidente del mismo realizó labores de gestión con las autoridades culturales del estado.
En entrevista para Cinéfagos Pelayo Rangel nos contó acerca de su carrera como funcionario y promotor cultural, pero también como realizador cinematográfico.
Cineasta, promotor cultural y funcionario ¿Qué rol dentro del cine disfruta más?
Son diferentes, la parte creativa como cineasta la disfruté más cuando tenía proyectos míos que quería realizar. Me quedé sin proyectos propios después de Miroslava, que no es un proyecto que yo haya gestionado sino que me lo ofreció Ignacio Durán, director aquel entonces de Imcine y que había conseguido los derechos de los cuentos de Guadalupe Loaeza. Después de eso me ofrecieron proyectos que no me convencían y luego entré a Cineteca Nacional.
Por mi propia formación, la cual combina partes artísticas con administrativas, me gusta lo que hago actualmente. Promotor cultural siempre he sido, es con lo que empecé, desde la primera vez que estuve al frente de la Cineteca, después pasé al Circuito Nacional de Bellas Artes en el área de cine, y ahora gozo nuevamente de estar en Cineteca. Porque más que todo significa darle promoción al cine.
Disfruto todo, aunque extraño hacer cine, sobre todo cuando veo películas. Creo que respondemos a etapas. Yo dejé de hacer cine porque me quedé sin un proyecto personal y no quería vivir de hacer simples películas. He hecho solo cuatro películas pero las cuatro han sido entrañables y muy memorables, aun Miroslava que la volví un proyecto mío. Volver a hacer cine será una vez que concluya mi etapa en Cineteca Nacional, pues ya tengo varios proyectos, ahora sí personales, por desarrollar. Solo espero que me alcance el tiempo para hacer todo lo que quiero, pues sigo con muchas ganas de hacer cine.
A pesar de que todos sus proyectos fueron personales ¿Cuál le ha dejado más satisfacción?
Cada uno fue diferente. La víspera fue el proyecto más personal de todos, trabajé mucho en el guion, pero se hizo durante la época más difícil, económicamente hablando, del cine en México. Se tuvo que hacer de forma independiente con un presupuesto mínimo, dos semanas de rodaje, una sola locación, blanco y negro. Días difíciles es un guion muy sólido, pero requería más recurso.
Morir en el Golfo es una película más equilibrada aunque no es una historia mía, sino una novela de Héctor Aguilar Camín que al leerla la sentí tan mía que quise filmarla. Es una película que logra el equilibrio entre los recursos que se tenían para filmar y la producción. Miroslava es un caso contrario, la imagen, la plástica, supera al propio drama. Es más una película de Lubezki que mía. Uno nunca queda satisfecho, pero espero que “el tiempo no nos alcance” y pueda entregar la que sea mi mejor película.
¿Y es bueno no quedar satisfecho?
Yo creo que todos queremos quedar satisfechos con nuestro trabajo. Quisiera finalizar mi carrera como cineasta diciendo “así quería que quedara esta película”.
¿Cómo es estar al frente de Cineteca Nacional?
Es un gran reto porque comienza a ser un referente internacional. Es la tercera vez que estoy al frente, fui jefe de programación a finales de los años 70´s, después viene la década en que hago mi cine independiente y cuando vuelvo a Cineteca en 1997 es cuando pasa a Conaculta, antes estaba a cargo de Gobernación. La primera vez que estuve hubo problemas entre Margarita López Portillo y mi jefe, el cual termina encarcelado por fraudes nunca comprobados, por lo que en solidaridad renuncio.
Cuando regreso en el 97 cuento con todo el apoyo de Rafael Tovar y de Teresa y es cuando hacemos crecer la Cineteca, solo que eso dura tres años porque me piden cerrar el sexenio como director del Imcine tras el conflicto que hubo por La Ley de Herodes. Y ahora que regreso no solo hay la posibilidad de consolidarla en la sede central de la Ciudad de México, sino de fortalecer el proyecto de generar espacios similares en los estados para que se descentralice la cultura cinematográfica del país.
¿Es buen momento para el cine mexicano?
Es un buen momento para el cine mexicano en tema de producción. Nunca se habían producido tantas películas. 140 en un solo año. Pero no se ha visto reflejado eso en el acceso a las salas cinematográficas. Hemos tenidos dos o tres películas con alto impacto en taquilla y las demás se han ido diluyendo. De 140 se exhiben menos de 100 y las otras no encuentran una salida porque la Cineteca no puede ser la única vía de exhibición de películas de corte más autoral.
Ya no hay un equilibrio entre lo que se produce y se puede exhibir porque cambiaron las circunstancias. En los 40’s, que es la época en que más se producían películas, las salas del país estaban al servicio del cine mexicano. Ahora las cosas son al revés. Los cines están al servicio de Hollywood y el espacio que le dan al cine mexicano es mínimo ¿entonces de qué sirve producir tantas películas si no tienes dónde exhibirlas? Hay un desbalance y no todo se ha hecho para poderlo mejorar.
Hay películas que se están haciendo en México como Te prometo anarquía, Semana Santa, Las elegidas, Los insólitos peces gato, La jaula de oro, Temporada de patos, que requieren espacios diferentes a los espacios comerciales para que lleguen al público que quiere ver estas películas. Si tú mandas estas películas a Cinépolis, aun en los espacios que ellos denominan “Sala de Arte”, les va a ir mal. Van a estar fuera a la primera semana, sobre todo porque las mandan a horarios que ellos saben que no van a funcionar.
Hicimos un estudio en la Cineteca en los últimos dos años y el horario mejor al que va más gente son las 6 de la tarde y después las 8 de la noche. En el rango entre las 5 y las 9 ahí está el 80 por ciento del público. Si tú mandas una película a las 12 del día, a las 2 de la tarde, a las 10 de la noche, sabes que va ir muy poca gente. Eso es en la Cineteca y lo mismo pasa en las salas comerciales.
Tenemos que priorizar que haya espacios destinados para estas películas. Conceptos que fusionen el arte y lo comercial no funcionan, no pueden coexistir. El perfil de la persona que va a un mall y entra a un multicinema no es el mismo del de una persona que acude a Cineteca. Creo que el problema ha recaído en que los cineastas se esfuerzan en abrirse espacio en salas comerciales y no fomentan la generación de espacios como la Cineteca.
¿Hay películas para las cuales el público mexicano no esté preparado? Esto se lo pregunto después de la controversia que ocurrió con Lucifer
Eso fue una mala jugada que me hizo la anterior directora de la Cineteca porque yo no dije eso. Lo que dije es que hay películas de las cuales necesitas información. Ejemplo claro es la película de Artemio, Me quedo Contigo, que le está yendo bien pero se le informa al público de qué va. Porque si va la gente y se mete a la sala y no conoce la narrativa de la película sale enfurecida y entonces se va contra nosotros. Eso es todo lo que dije.
Eso pasó con Lucifer, había un interés de dañar, pues incluso los propios programadores de Cineteca consideraban que la cinta no tenía la calidad para ser proyectada, pero pasó todo este escándalo y se proyectó, sin problemas. Nunca despreciaría al público, de él he vivido siempre. Por eso buscamos que incluso identifiquen qué tipo de películas se proyectan en cada una de las salas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario