por JOSHAEL ROJAS SARABIA
Durango es la tierra del cine, e irónicamente la producción de proyectos audiovisuales en el estado son financiados en su totalidad por los jóvenes emprendedores sin poder tener un apoyo real por parte de gobierno. Los duranguenses que incurren en el mundo cinematográfico en la tierra del cine son en verdad generadores de una expresión pura de amor al arte, sus ganas de crear son la clara muestra de que el cine es como la vida, se abre camino.
Varios son los festivales de cine de Durango que he presenciado y hasta el momento no había podido decir que los proyectos duranguenses se asemejaban vagamente a un estilo cinematográfico, la sección Hecho en Durango solo evidenciaba la notable falta de conocimiento en producción, postproducción y varios elementos cinematográficos más por parte de los jóvenes directores, eran proyectos buenos pero que aún debían mejorar.
Las proyecciones de esta sección desentonaban con el festival como parche de una tela vistosa en una prenda oscura; afortunadamente nuevas ediciones del festival de cine mexicano siguieron viniendo año con año y con ellos diferentes cursos y capacitaciones que dejaron conocimientos duraderos, los entusiastas del séptimo arte no tardaron en formar proyectos cada vez más complejos y profesionales.
En esta Octava edición del Festival de Cine Mexicano de Durango me llevé una grata sorpresa al ver los trabajos seleccionados, la fotografía, el guion, el manejo de cámara, la dirección, todo en conjunto formaba un cortometraje disfrutable a la vista que encarnaban historias con la capacidad de producir en el espectador una reacción.
Los cortometrajes seleccionados fueron:
Appmor de Jorge Sandoval.
Una idea original y romántica que no tardó en los primeros minutos enganchar al espectador, con una notable fotografía, actuaciones fluidas y un guion ingenioso se pudo contar una historia de amor en el mundo millennials.
Di Algo Ana de Lluvia Angélica Herrera Argandoña.
Un guion complicado y dramático que dio buenos resultados bajo la dirección de la joven duranguense Lluvia Herrera Argandoña, un guion descriptivo y basado en diálogos entre las dos principales protagonistas, un cortometraje que se quedó de varias maneras a raya de ser algo muy muy bueno.
Entre Líneas de Iván Santillán.
Este cortometraje resaltable por haber sido grabado en locaciones del municipio de Vicente Guerrero fue una gran sorpresa personal, con una fotografía delicada y una historia relatada lenta y prudente, fue enganchando al espectador, un guion dinámico, simple y hermoso que supo proyectarse en una imagen agradable a la vista del espectador.
Clemencia de Jesús Emmanuel Vázquez.
Un interesante corto documental que introdujo la historia de la mano de un narrador que también representaba a un personaje, sin duda Clemencia no fue de mis cortometrajes favoritos pero logró causar una reacción al público.
Olvidadas de Pamela Velázquez.
Esta joven directora cuyo cortometraje se encontraba en exposición en el Festival de Cine de Cannes mostró una historia de violencia hacia la mujer en un poblado olvidado de Dios, una excelente historia con una buena fotografía y con actuaciones un poco acartonadas.
Elefantes de Papel de Juan José Hinojosa.
Una historia de amor poco convencional que termina en tragedia, un final que no te esperas que no quieres que pase pero que sucede, cuenta con una fotografía bastante buena y un manejo de cámara que le dio un toque de frescura al cortometraje.
El coleccionista de Noe Martell.
Esta producción de muy buena calidad y una historia bastante confusa no me pareció en ningún momento un producto cinematográfico, su realización parecía más enfocada a serie televisiva.
Dos fueron los cortometrajes proyectados que estuvieron fuera de competencia, el primero, Hiperrealismo: 10 artistas hablan de Clara Elisa González un documental con varios artistas duranguenses que debatieron el punto de si la pintura hiperreal es arte o simplemente una fotografía creada a mano. Zarco de Alba Sandoval, un documental sobre el único multifamiliar que ha tenido Durango, su historia, su gente.
Durango ha crecido bastante y ha logrado un nivel audiovisual importante; es necesario destacar que el cortometraje ganador fue Elefantes de papel y como mención honorifica Olvidadas.
Los trabajos presentados este año fueron realmente impresionantes, en cada uno de los proyectos se apreciaba un uso del lenguaje cinematográfico, un conocimiento en producción y posproducción, así como un guion mucho más evolucionado, con personajes más complicados.
Fue realmente emocionante ver la calidad de los trabajos presentados en este año, historias que conmovieron y que lograron causar una reacción en el espectador de una forma u otra. Ya quiero ver los trabajos del próximo año.
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