lunes, 11 de enero de 2016

Alfred Hitchcock: una clasificación, una escuela de cine

por ERIC EDUARTE VILLA

Cuando el cine lograba posicionarse en el mundo como un medio de atracción donde se ensamblaban imágenes con música y estas contaban una historia, causó gran impresión para el espectador cuando se exhibió por vez primera el cortometraje Asalto y robo de un tren del director Edwin S. Porter en 1903, durante la época del cine silente. Este film mostraba una historia ficticia, llena de drama, acción y hasta de tensión, pero apenas era el comienzo de esas emociones para el espectador. Esa tensión por fin se pudo sentir en gran medida en la década de los años veinte, en la cual director inglés llamado Alfred Joseph Hitchcock mantenía al espectador aferrado a su butaca.

Iniciador de grandes elementos y conceptos que hoy caracterizan a películas dentro del thriller, El maestro del suspenso le daba un giro espectacular y sutil al momento de admirar películas, por lo que también se le considera Maestro del cine. Desde sus primeros trabajos ya daba cuenta de su revolución fílmica. Su especialidad se detonó en cuatro géneros cinematográficos, atrapado al espectador de principio a fin, asombrándolo, asustándolo, llevando al límite.

Trabajos de espionaje, de suspenso, de drama, de atemorizar a más de uno. Plasmó personajes realistas en situaciones realistas, para emociones realistas. No sólo sabía explotar grandes novelas para adaptarlas a la pantalla, supo más que nada explotar audiencias. Su carácter frívolo, despiadado hasta cierto punto, exigiendo el límite de los actores y llevándolos más allá, fue parte clave para la atmosfera reflejada en sus cintas, algunas muy oscuras como Psicosis, donde desnuda al humano para revelar sus más perversos deseos de maldad, con el mítico personaje de Norman Bates, dando un final nunca antes visto en el cine, un hombre con una dualidad de personalidad aterradora, inquietando al espectador, como si este fuera el verdadero Dr. Jekyll y Mr. Hayde.

Se puede decir que Psicosis es hoy en día una de las cinta completas, donde en este rompecabezas no falta ni una pieza, ya que lo tiene todo: personajes bien fabricados, una historia bien lograda, con giros dramáticos en su punto, un misterio que no deja dormir y una música que la complementa para ser una exquisita obra de arte. Pero ese miedo lo trasladó a unas criaturas aparentemente inofensivas, hacia las aves. Después de que la gente vio la película Los Pájaros el temor de que en cualquier momento estos animales pidieran atacar a los transeúntes era mayor, sobre todo al salir del cine ya muy tarde y al ver una congregación de pájaros en cables y árboles.

Pero Alfred tenía tantas especialidades que antes del terror, llevaba a la audiencia al suspenso e intriga con una serie de películas que realizó sobre espionaje, películas que influenciaron en gran parte a sagas mundialmente reconocidas como las de James Bond, que también en parte inspiró a su amigo Ian Fleming en la escrituras de las novelas del famoso espía británico. Su legado de espionaje está plasmado en películas como Los 39 escalones, Agente secreto, La ventana indiscreta, Intriga internacional, El hombre que sabía demasiado, Notorious y varias más.

Su cuarta carta lleva por título el Drama, donde también daba maestría de su forma psicológica para capturar a la audiencia. En este género entran películas como Rebeca, Vértigo, Suspicion, Con M de Muerte. Una filmografía de más de 50 películas y la mayoría bajo el sello del suspenso.

Pero no se puede hablar de Hitchcock sin recordar su programa Alfred Hitchcock presents, que fue una serie televisiva entre los años de 1955 y 1965, donde ofrecía una serie llena de dramas, thrillers y misterios, lo que mejor siempre supo hacer. En esta serie numerosos actores participaron como Charles Bronson, Robert Duvall, Steve McQueen, Roger Moore, Robert Redford, Burt Reynolds, Martin Sheen, entre otros.
Su legado prevalece en cada escena de intriga que se nos llega a presentar en alguna pantalla; algunas son muy notorias, otras realmente parecen haber aprendido del buen Alfred, y algunas terminan homenajeando a su cine.

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