¿Cómo es el amor? es una pregunta que difícilmente planteamos, no hay respuesta satisfactoria ante esta cuestión que pareciera sumamente complicada, y es que en el amor y en la vida todo es cuestión de filosofía.
Filosofía natural del amor es una película de Sebastián Hiriart que trata de un tema universal desde una perspectiva socio cultural actual. Es una obra que invita a la reflexión crítica en torno al sentimiento de amor como un ámbito meramente sexual. Esto la hace sumamente estimulante. El montaje proyecta situaciones no lineales que plantean de manera ágil y encuadra los extremos de las relaciones humanas: amores ocultos, rencores, doble moral y “visiones amorosas” de la época que nos acontece.
Se manifiesta al amor como capricho de algunos días, una relación ligera, sentimientos que no se acompañan de aprecio, se le expone como costumbre fría, como un gusto que le sigue un rápido y exagerado disgusto, como un arranque a la ceguera de la razón. ¿Será que Hiriat pretendió manejar al amor como algo conductual y no como un valor universal? La cinta se apoya con imágenes de insectos en pleno coito. Destacan escenas de la mantis religiosa y su “canibalismo erótico” para justificar el trasfondo: el humano como un ser meramente instintivo y no consiente. Ante este planteamiento, algunas escenas son oscuras y otras tantas muy obvias.
Hiriart trabaja con tres elementos evidentes: las cuatro situaciones de parejas narradas simultáneamente, historias que por sí solas no funcionarían pero que en conjunto le da al largometraje un resultado oportuno. Las entrevistas a parejas “reales” exponiendo su relación y destacando conductas de dependencia y manipulación emocional y las grabaciones de insectos copulando.
El director presenta una película en la que acertadamente vemos al amor como una imperfección pero en la que las conductas llegan a transgredir a la moral. La historia del hombre que se enamora de la niña, como ejemplo equivocado de un amor triunfante que pasa por alto cualquier prejuicio. En el aspecto socio-cultural, el largometraje resulta preciso. La tensión se incrementa conforme avanza la proyección y sus diversos desenlaces no son decepcionantes, si no que le resultan al espectador bastante complacientes, de ahí que el proyecto cumpla con las expectativas.
Hablar y escribir respecto al amor es difícil, a pesar que todos hemos llegado a experimentarlo de alguna manera. Sin embargo, Hiriart falla en el alcance que pretende darle a la película saturando con historias independientes donde solo una de ellas resulta “triunfante” y cae en lo promiscuo.
El amor no ha sido siempre el mismo: las costumbres, la cultura, el tiempo, lo han matizado y han hecho que cambie de rostro. Sin embargo, y ante cualquier hipótesis o argumento, el amor como sentimiento no duele, no destruye… no falla. ¿De dónde viene nuestra idea moderna del amor como una pasión trágica?
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