por JHONATAN JUÁREZ
Una de las concepciones ideológicas que decidió llevar a la pantalla Luis Buñuel mientras viajaba a México, fue el cómo la sociedad en nuestro país creía, o cree hasta la fecha, que existe un tipo de “perdón social” tras un exilio. Mostrándonos en “el rio y la muerte” un drama entre familias rivales que, de manera sistemática, buscan eliminarse la una a la otra., Sin existir una razón para continuar realizando dichas acciones. Pero, en pro de salvaguardar el honor de la familia, la lucha debe seguir.
Dejando la responsabilidad de los muertos a su descendencia, sin saber éstos a ciencia cierta cuales fueron sus pecados, o mejor descrito, los motivos que les obligan a continuar con tal afrenta.
Con un hecho parecido en el argumento que Marcelo Tobar utiliza en “Asteroide”. Crítica social en la que el Director, con un montaje basado meramente en planos cerrados sobre los personajes, nos muestra como el sufrimiento; la angustia y los deseos de suprimir la posibilidad misma de sentir algo, coexisten y coartan la “vida” en sus personajes.
Logrando para bien un ritmo lento y voyerista en el que, conforme los hechos obligan a sus protagonistas, descubrimos como las cosas no están afuera, sino adentro, como lo muestran sus encuadres que descubren, o no, a Cristina, la joven cosmopolita; hedonista y hermana de Mauricio, cuyos padres obligaron a salir de la ciudad que la vio nacer en pos de su bienestar, pero olvidando que “lo peor de la situación” como bien maneja el guión, siempre viajaría con ella.
Dejando entre líneas la metáfora del choque del asteroide, y la forma en que de manera subjetiva, se deberían abordar los problemas. No obstante, que se le puede pedir a un asteroide, que a final de cuentas es una roca.
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