texto ERIC EDUARTE VILLA
¿En qué momento dejamos de ser niños para amar, para desear? No es necesario saber alguna edad, simplemente es en el instante en el que se comienza a sentir, a ilusionarse y sufrir por el amor.
El director francés François Ozon nos hace ver que para el amor y la pasión puede empezar desde la adolescencia. En su más reciente largometraje Jeune et Jolie nos relata la historia de Isabelle, una joven de 17 años que experimenta el enamoramiento y su primera relación sexual. Pero este descubrimiento íntimo la llevará a tener una doble vida, una como estudiante y la otra viviendo bajo el seudónimo de “Lea” en el mundo de la prostitución de manera independiente.
No es una película más de erotismo ni trata de serlo. Es una cinta sobre la pérdida de la inocencia, pero más que nada sobre la pérdida de saber amar, algo que se deja sentir con Isabelle en los distintos labios y manos a los que asiste noche tras noche.
Aunque llega a haber escenas de cama para un lenguaje visual muy fuerte, incluyendo una escena de masturbación del hermano también adolescente de Isabelle, la trama nunca abandona su línea dramática ni su mensaje, haciéndonos recordar dos cintas que cumplen la misma atmosfera sensual y dramática: Habitación en roma, de Julio Medem, y Belle de Jour, de Luis Buñuel.
La secuencia narrativa nos revela lo bien logrado que está el guión, nada predecible, puntos de giro en el transcurso del film que le dan un nuevo rumbo a la historia del personaje de Isabelle. Y uno de esos puntos de giro se da cuando surge un incidente mortal con Georges, uno de sus clientes con el cual empezaba a tener una relación mucho más para una sola noche de cita.
Isabelle poco a poco empezaba a regresar al verdadero sentimiento del amor, a pesar de las diferencias de edades entre ellos dos. Con este giro trágico, es ahí donde se revela la vida de prostíbulo de la protagonista ante su familia. Es entonces donde la película da otro camino. La pasión se convierte en dolor, y el dolor en culpa para Isabelle.
Tratando de recuperar su vida buscando el amor como debe de ser, conoce a un chico de edad similar en una fiesta, pero Isabelle no puede huir de lo que se ha convertido, su esencia llega a lastimar a quien realmente quiere amarla. Una frase esencial de la película se la dice uno de sus clientes, haciéndole saber que “la que es puta, será puta toda su vida”.
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