texto por ANDREI MALDONADO
fotografía CORTESÍA
Sin duda alguna el cine mexicano va retomando los bríos que lo llevaron a la grandeza en aquellos años que los nostálgicos mencionan con tanto ahínco como “el cine de oro”. Sin embargo, como en esa época, el construir un diálogo uniforme en el cual se centren la mayoría de las películas no ha sido fácil. La violencia se apoderó de las pantallas desde la década de los 90´s porque esa era la realidad del país, y los artistas no podían dejar de retratarla.
Pese a que hoy en día el país continúa envuelto en la desigualdad, la pobreza y la violencia, más y más cineastas han preferido replantear los problemas sociales bajo nuevas perspectivas en vez de quedarse atorados en los lugares comunes. Tampoco es que no se quiera ver lo que acontece en el contexto social, al contrario, se busca demostrar cómo dentro de todo el mexicano no es un individuo digno del cliché, sino que es un habitante más de un mundo al cual aquejan todo tipo de problemas.
Jorge Ramírez Suárez consigue en Guten Tag, Ramón describir la falta de oportunidades y la necesidad de migrar hacia otros países desde una mirada que no había sido abordada hasta el momento. Cinéfagos charló con el cineasta acerca de la película, la cual se perfila como la mejor del cine nacional este año.
¿Cómo surgió la idea?
Yo llevo muchos años viviendo en Alemania, me lo paso entre los dos países, más allá que aquí, y quería hacer una película para México que les retratara un poco lo que es Alemania hoy en día, porque lo que sabemos de allá es muy poco, quizá por lo lejos que está o porque nadie viaja para allá. Cuando le hablas a la gente sobre Alemania piensan en los nazis, hacen una broma y se refieren a Hitler y eso no es Alemania. Es como si pensáramos que México es Porfirio Díaz, eso ya pasó hace mucho. En realidad es un país muy bello y generoso, aunque hay de todo, como aquí, hay gente buena y mala.
Otro motivo fue que yo quería mostrar a un mexicano que aunque las circunstancias se lo plantearan se negara a ser delincuente. Porque el sexenio pasado eso era lo que se mostraba, y yo creo que la gran mayoría de las personas son buenos y prefieren emigrar a caer en la delincuencia. Esos elementos, junto al tema de la tercera edad, que en nada se parece a la forma en que se envejece en México, cuajaron para hacer esta historia.
¿Por qué filmar en Durango?
Yo quería una ciudad norteña y cuando conocí aquí pensé “de aquí soy”. Vimos otras opciones y quizá otros estados ofrecían igual de oportunidades, pero la logística y el apoyo que recibimos del Gobierno y de las personas con experiencia fueron clave para el proyecto.
¿Cómo se ensamblaron las escenas que en la historia ocurrían en Alemania pero en realidad se filmaron en Durango?
Trajimos a los actores alemanas acá porque los fondos otorgados en México debían ser gastados aquí. Además filmar allá es mucho más costoso. Filmar interiores es sumamente fácil si lo haces bien. Trajimos expertos para que ambientaran casas de Durango al estilo alemán, para que nos dijeran que sí y que no se veía como un entorno de Alemania.
También tuvimos la oportunidad de platicar con Krystian Ferrer, responsable de encarnar a Ramón, y esto fue lo que nos compartió de su experiencia.
¿Cómo fue que te integraste al proyecto?
To conocí a Jorge en la proyección de Días de Gracia, él ya había visto mi trabajo en Sin Nombre y El Infierno. Ahí me comentó que me quería dentro de una película que deseaba filmar. Me hizo llegar el guión de Guten Tag, Ramón y me dijo que el personaje que él quería que yo interpretara era Ramón. Al principio me sacó de onda porque las películas en las que él me había visto eran un tanto violentas y al revisar el guión descubrí que era el lado opuesto. Todo el tiempo preparé el personaje por mi cuenta ya que él viajaba mucho, y lo hacía mientras continuaba en otras películas.
¿Cuál fue el principal reto?
Primeramente fue involucrarme con el fenómeno migrante, investigué, leí mucho, porque no puedo interpretar un personaje si no me involucro en su contexto. A partir de ahí diseñé el personaje como un migrante más, con esa chispa de salir adelante. Además Jorge me pidió que no investigara nada sobre Alemania, que no viera fotos, que no buscara nada sobre el idioma, para que el propio personaje fuera descubriendo eso.
¿Con qué te quedas de Guten Tag, Ramón?
Me deja muchísimas enseñanzas y un gran sabor de boca. Yo no conocía Alemania, así que de primera instancia también me dejó el viaje. Esta película puede aglomerar lo mejor del cine mexicano si no me equivoco. Es una gran película con una nueva propuesta.
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