texto y fotografía JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ
Día cuatro de junio del presente año marcó el décimo aniversario de la Revista Cinéfagos con la publicación de su número 53. Cinéfagos es, desde aquel día hace diez años hasta el día de hoy la única revista especializada y completamente dedicada al séptimo arte en el estado de Durango, y una de las más longevas del país dentro de las revistas que se hacen de manera totalmente independiente y sin ningún fin lucrativo o publicitario, o dicho en palabras que los "famas" odian pero que a mí me parecen en exceso hermosas: es una revista hecha por amor al arte.
El Festival de Cine Paloma Itinerante, al ser una organización claramente hermanada con esta revista por el hecho de velar y dar visibilidad a dos líneas identitarias que precisamente han hecho que yo esté en la revista por tantos años, como lo son la lucha exhibición digna del cine duranguense como la debe de tener, y la defensa y valoración debida a los otros cines (autor, guerrilla, experimental); ha querido unirse a la celebración de estos diez años de vida, inaugurando y exponiendo las que nos parece son las diez portadas más emblemáticas de esta publicación, que hacen y atribuyen un recorrido por los diez años de su valiosa labor, atestiguando y haciendo testigos a sus lectores, de los eventos y acontecimientos cinematográficos a los que ha dado cobertura no sólo a nivel local y nacional, sino también internacional.
Parafraseando a Andrei Maldonado, director tanto de la revista como del festival, Cinéfagos seguirá hasta que deje de ser necesario, o alguien venga a cumplir con la misión y visión que hemos tenido desde aquel 2013, atendiendo la necesidad de que existiera un medio serio y especializado para dar seguimiento a todo acontecimiento cinematográfico que se daba en la ciudad, así como el espacio para que muchos cinéfilos tuvieran la oportunidad de escribir sobre esas películas que precisamente hicieron que encontraran en el cine ese arte que les ayudara a dar identidad a sus vidas. Todo el crecimiento y reconocimiento que ha tenido la revista a nivel nacional, ha sido un extra, un fortalecimiento que se ha dado de manera orgánica, como lo ha sido el crecimiento de este festival.
Finalizo con palabras que su servidor utilizó en la editorial del número 48: "los Cinéfagos, estimadas y estimados lectores; somos tan eternos como el séptimo arte". Así que no resta más que decir: larga vida a Cinéfagos, larga vida a la Paloma, y larga vida a los proyectos culturales independientes, autogestivos y nacidos por amor al arte.
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