sábado, 4 de febrero de 2023

“The perks of being a wallflower” (o los reality bites de nuestra generación)

texto ARTURO TERRONES

El cine suele regalarles a los jóvenes, películas que retratan de manera clara las inquietudes y problemas propios de la edad: en los 80’s tuvieron The Breakfast Club, mi generación tuvo Reality Bites y creo que The perks of being a wallflower será la película con la que los futuros adultos descongelarán sus nostalgias (aunque curiosamente la película está ambientada en los 90’s).

Basada en la novela homónima de Stephen Chbosky (quien dirige y escribe el guion) la cinta nos cuenta la historia de Charlie (Logan Lerman) un adolescente que se enfrenta al mundo preparatoriano con la pesada carga del suicidio de su mejor amigo y una enfermedad que le causa alucinaciones.

El desadaptado Charlie pronto es cobijado por Sam (Emma Watson, abandonando la piel de Hermione Granger) y por Patrick (Ezra Miller, el mismo de We need to talk about Kevin, robándose cada escena en la que aparece) los cuales lo introducen en un grupo de “misfits” en donde Sam comienza finalmente a sentirse aceptado y entendido.

La película tiene varios puntos fuertes, como un soundtrack lleno de clásicos como Asleep, come on Ailen y Don´t dream is over, la forma en que evita que sus personajes se vuelvan estereotipos predecibles, la tremenda química entre su elenco, pero, sobre todo, destaca la manera efectiva como lidia con situaciones como el sentimiento de alienación que en muchas ocasiones suele inundar esa edad, la homosexualidad de Patrick o la presión de elegir un camino al futuro. Los roles adultos complementan bien la historia, destacándose la actuación de Paul Rudd en el papel del maestro de literatura de Charlie.

Al final tenemos una película que seguramente se volverá de culto y se sumará al club de los filmes antes mencionados ya que al igual de estas de alguna forma nos ayuda a recordar aquella época en que todo es nuevo y mágico, ese tiempo en la que la mejor manera de mostrar el amor era un casete mezclado, en que los amigos se vuelven la familia, ese periodo en que, como Charlie, abríamos los brazos al futuro mientras Bowie nos cantaba eso de “We can be héroes, just for one day”.

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