texto y fotografía JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ
La más reciente edición del Festival del Nuevo Cine Mexicano de Durango, la cual se llevó a cabo del 2 al 6 de noviembre, cerró el año de festivales de cine de Durango y me parece que, por muchas razones que trataré de precisar en este texto, ha sido el de mayor propuesta, y en el que yo he sentido más esa aura de estar en un festival de cine de verdad.
Quizá la mejor forma de empezar sería mencionando que el festival empezó sus actividades antes de que se llevara a cabo como tal, pues del 10 al 22 de octubre el Circuito de Cine y Arte Sierra O'dam 2022, coordinado por Selene Galindo y sus colaboradoras y colaboradores, llevó a cabo sus actividades en tres comunidades de la región O'dam del municipio de Mezquital, donde se hicieron exhibiciones de cine hecho por realizadores de pueblos originarios de otras partes del país, muestras de obras de teatro y talleres donde niños y jóvenes de estas comunidades realizaron cortometrajes bastante interesantes con historias creadas por ellos, en su lugar de origen, con historias ricas en su contexto social.
Estos trabajos lo hacen a uno pensar en la riqueza de su lenguaje y los temas universales que ellos retratan en estos ejercicios, además del hecho de lo mucho que se podrían potencializar si se les tradujera al idioma español para poderlos llevar a otros festivales de cine, además de las proyecciones que tuvieron en la ciudad durante las actividades que se llevaron a cabo dentro de las fechas.
La inauguración del festival se llevó a cabo con la presentación del libro "Mujer de papel: memorias inconclusas de Rita Macedo" con la recopilación y edición de Cecilia Fuentes, hija de la actriz y del escritor Carlos Fuentes, que se presentó en el Museo Gurza. Posterior a la presentación del libro se proyectó en el Teatro Victoria la película El castillo de la pureza, de Arturo Ripstein, protagonizada por Rita Macedo y presentada por la propia Cecilia Fuentes.
El festival tuvo como sede este año el Centro Revueltas CORE, donde se pudo ver la muestra sin competencia de películas mexicanas, tanto de ficción como documentales de corte independiente y de temas ricos en diversidad y propuesta narrativa, que además agradablemente fueron películas que este año tuvieron presencia por demás importante en festivales nacionales e internacionales.
Mamá, de Xun Sero, Placeada: historia de una ex-sicaria, de Alejandra Sánchez, Escocia no es un banco, de Carlos Matsuo y Cristian Franco (que tuvo una exhibición especial en el mítico bar de la ciudad "Café Madrid"), Las colonias, de Luis Lazalde (que cabe señalar, fue la proyección con más personas en el CORE), Mi novia es la revolución, de Marcelino Islas, y El reino de dios, de Claudia Sainte-Luce.
Todas las proyecciones contaron con parte del equipo de producción de cada una de las películas, y al finalizar cada una de las proyecciones se formaron diálogos realmente enriquecedores entre espectadores e invitados, algo que me parece el festival coordinado por Christian Sida ha sido el único que no ha perdido ese sello y lo que para mí debe ser lo más importante en un festival: esa retroalimentación tan sana para que este tipo de cine siga teniendo gente ávida de buscar estas propuestas que a las que solo los festivales de cine nos pueden acercar.
Además de los largometrajes exhibidos en el CORE, se contó con una Muestra de Cine Casero organizada por la historiadora michoacana Virginia Rico. En dicha muestra pudimos ver grabaciones inéditas de Durango provenientes del Archivo Fílmico Reyes, que databan de los años 1966, 1965 y cercanas a 1938, que además, dicha muestra fue bastante enriquecedora con el ensamble hecho por el grupo La Brecha, que musicalizaron las imágenes silentes, confirmando el hecho de que en el arte audiovisual es tan importante la imagen como el sonido, pues no cabe duda de que esta muestra, siendo silente habría sido una cosa muy distinta a lo que fue siendo sonorizada.
Para la función de clausura se contó con la proyección de la sección en competencia "Hecho en Durango", donde se mostró una selección de diez trabajos, dentro de los más de cuarenta que postularon en su convocatoria. Una rica muestra que comprendió trabajos de ficción, documental, animación, que fueron desde trabajos hechos por estudiantes de escuelas de cine del estado (dos hechos por estudiante de la UNIPOLI de Gómez Palacio), gente con bagaje en grandes producciones, y jóvenes que exploran el lenguaje audiovisual de manera más independiente, todos mostrando sus inquietudes tanto narrativas como discursivas.
El jurado, conformado por la gestora cultural Dani Rodríguez y el crítico de cine Ernesto Diezmartinez, dieron como ganadores al cortometraje ME, de Wendy Valeria Diaz Cardoza, llevándose una mención especial, y Esta no la puede oír mi jefita, de Enrique Teneria, que fue galardonado como el mejor cortometraje.
No podemos decir que el festival fue perfecto en todos los sentidos, pues bien hubo detalles menores como el hecho de que en algunas proyecciones tuvieran problemas con el proyector o con el audio, pero que no contrarrestan en nada con la gran labor que hicieron todos los involucrados en este pequeño gran festival, al cual considero que es el festival que más apremia a la importancia de las películas que presenta, que realmente se preocupan por abrir la conversación con los realizadores involucrados para que el espectador que va a ver las películas sienta que realmente se llevó algo, y no sólo fue a ver una película como si fuera a una sala de cine comercial.
Se nota el empeño y el amor por hacer sentir a todos los que asistimos al festival, como parte de la fiesta. El resto de los festivales en el estado de alguna forma u otra lo intentan, pero creo que este festival independiente es el que mejor lo aterriza. Es un festival que, al igual que las películas programadas, confirma eso que en su momento el realizador Luis Lazalde me comentó, cuando hablamos de películas y esfuerzos como este festival, los que salen de la tripa (el corazón) son los que más conectan con los espectadores y los mismos realizadores, y esperemos tanto este festival como este tipo de cine independiente mexicano, nos siga durando muchos años.
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