texto RAÚL GALINDO
El Festival de Cine de Nueva York escogió The Inspection para cerrar su edición número 60. Es el primer largometraje de ficción de Elegance Bratton, una película autobiográfica que nos coloca en la perspectiva de Ellis French, un hombre gay-afromericano que incursiona en el mundo hostil del ejército para escapar de la pobreza.
Yo tuve la fortuna de asistir al estreno mundial de la película en Toronto. The Inspection fue el largometraje elegido para abrir el festival así que había casa llena y expectativas altas. Cuando terminó la función, Elegance subió al escenario acompañado de su pareja y elenco; contestó algunas preguntas y se dirigió a la audiencia. Su voz resquebrajada manifestaba una emoción incontenible que rápido se convirtió en lágrimas; fue un momento memorable al que la audiencia se unió a través del aplauso. La demostración auténtica de vulnerabilidad fue premiada por los espectadores. Ese breve pero cándido momento trás la proyección reiteró lo que los 95 minutos de película nos habían ofrecido: una historia franca y sencilla que se atreve a mostrar la vulnerabilidad de sus personajes y por añadidura de su creador.
A pesar de que la mayor parte de la anécdota sucede en las barracas, el corazón temático que mueve la historia está lejos de los rifles y los uniformes; en un pequeño apartamento al que nuestro protagonista se presenta, vestido en harapos y con un aspecto descuidado, en la primer secuencia de la película. El apartamento es el hogar de una mujer fuerte y tradicional, la madre de Ellis, que recibe a su hijo a través de una rendija con un: “¿Qué quieres?”. El rechazo de la figura materna es la huella de dolor que construye al personaje y el deseo por reconquistarla es el motor que lo mueve a formarse como militar. Si puede tener éxito y aceptación en ese mundo quizá pueda ser aceptado por su madre.
The Inspection rompe con los estereotipos cinematográficos sobre el ejército e intenta caminar una línea muy delgada que es a la vez crítica y empática frente al sistema militar. El largometraje, sin embargo, termina cargándose sobre el lado ensalzador. El mismo Elegance comentó en la entrevista post-proyección que la película era un intento por unir en lugar de dividir; y en efecto construye personajes con los que uno puede empatizar, incluso el más desgraciado de los instructores tiene un arco redentor. Pero también es cierto que la película decide omitir o tocar muy ligeramente el carácter insidioso de un sistema militar que genera violencia y opresión por el mundo y que conscientemente se aprovecha de los más necesitados para llenar sus filas.
Viendo The inspection es imposible no remitirse a otras películas, en particular a Full Metal Jacket de Stanley Kubrick que también se enfoca en el proceso de entrenamiento de los cadetes. El contraste evidente entre ambas películas nos sirve para resaltar las mejores cualidades de la película de Bratton. Full Metal Jacket es una película política con una clara posición anti-guerra; el mundo militar no solo es el telón de fondo en el que acontece la historia, es el tema a explorar. La propuesta estética, el tono sarcástico, el desapego, la frialdad y la coralidad con la que Kubrick desarrolla a sus personajes responde a la posición política de la historia.
Lo mismo podemos inferir con The Inspection pero en la dirección contraria, si Kubrick sacrifica la dimensionalidad y calidez de sus personajes para construir su crítica a la guerra de Vietnam ( y a todas las guerras), Bratton inadvertidamente romantiza su contexto al enfocarse de lleno en el lirismo y la emocionalidad de la experiencia personal: El triunfo de la camaradería sobre la intolerancia y la lucha de un hombre por encontrar su valía eclipsan, por diseño, la crítica al sistema que puede sentirse esbozada parcialmente en los márgenes de la historia. No obstante, la sensibilidad de Bratton y la honestidad que transmiten sus personajes nos regalan momentos memorables en la pantalla, sin duda The Inspection conmoverá a más de uno.
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