texto ANDREI MALDONADO
MUBI es una de las plataformas virtuales para ver cine con el contenido de mayor calidad en el mundo. En esta ocasión queremos hacer unas cuantas recomendaciones para que las puedan disfrutar en cualquier momento.
Del inconveniente de haber nacido (Sandra Wollner, Austria, 2020)
Alucinante y bella, tan atrevida como onírica. Una mezcla de Inteligencia Artificial con Lolita que la vuelve un deleite artístico de la ciencia ficción moderna. Impresionante la fascinación por los límites de lo humano a través de los cyborgs que recuerdan a Blade Runner y Alien.
Responsabilidad empresarial (Jonathan Perel, Argentina, 2020)
Maravilloso documento que nos hace pensar ¿Cuántos civiles tienen las manos manchadas de sangre en las dictaduras de Latinoamérica? cada país debería tener estos recuentos por el bien de la memoria y la verdad. Las tomas fijas de las fachadas de las empresas abren un mundo de oportunidades para los futuros cineastas.
Año uña (Jonás Cuarón, México, 2007)
Una muestra de que la vanguardia también puede ser sencilla y digerible. Comienza como una simpe anécdota. Los primeros diálogos de Diego me hicieron dudar si era una buena elección ver esta película, pero conforme fue avanzando se va uno identificando con la historia y esos encuentros que tiene uno a lo largo de su vida, tan breves que duelen.
Balada triste de trompeta (Alex de la Iglesia, España, 2010)
Obra maestra del cineasta español Alex de la Iglesia, quien con su clásica comedia-gore –al más puro estilo de El día de la bestia- retrata la obsesión de Javier por convertirse en un payaso triste y en encontrar en Natalia, “la chica de la tela”, a esa mujer que le dé el amor que la guerra le quitó de su padre encerrado y de su madre muerta.
Nada+ (Juan Carlos Cremata, Cuba, 2001)
Curiosa propuesta técnica. La parte de la poesía en las cartas, mi favorita. Tiene un toque de humor que nos remite a La muerte de un burócrata y otras películas del humor cubano, herederas a su vez de la comicidad de Chaplin. La cinematografía cubana siempre más influenciada por ese tipo de cine que de las nuevas tendencias. A veces eso es positivo.
Ostende (Laura Citarella, Argentina, 2011)
Minimalista historia que nos hace pensar ¿cuál era el centro de la misma? ¿lo importante eran las vacaciones de Laura o la historia del viejo y las mujeres era lo verdaderamente trascendental? ¿nos habrá dejado la directora fuera de algo mucho más grande de lo que dice la sinopsis deliberadamente? yo creo que sí.
Two/one (Juan Cabral, Reino Unido, 2019)
Maravilloso viaje sobre la duplicidad. Conceptos que remiten también a la teoría de las almas gemelas y los doppelgänger o dobles fantasmagóricos. Inmenso.
Epitafio (Yulene Olaizola, Rubén Imaz, México, 2015)
Gran fotografía. De esos sucesos históricos que merecen la pena contarse. Épicas así recuerdan a Fitzcarraldo del gran Werner Herzog.
L'arrivée (Peter Tscherkassky, Austria, 1999)
Experimental hasta su último punto, Peter Tscherkassky brinda con L'arrivée un viaje onírico que solo él puede conseguir.
Ulysse (Agnes Varda, 1983)
Hay en este trabajo de 28 minutos mayor profundidad que cualquier largometraje de tres horas. Un ejercicio de cómo trabaja el recuerdo y la memoria, pero también el poder de la imagen sobre la interpretación de la realidad.
Ghost town anthology (Denis Cote, 2019)
Maravillosa alegoría del duelo mal trabajado, un duelo colectivo de un pueblo que se resiste a la pérdida. Evocadora de grandes obras de los 70's y con un aire a The shining. Etérea y bella.
Milk (Andrea Arnold, 1998)
Impresionante. Andrea Arnold condensa en 10 minutos lo que ha otros cineastas les tomarías hasta dos horas lograr. Un montaje extraordinario, de que condensa el proceso de un matrimonio. El enfrentamiento de la pérdida y el momento que llega el llanto, aunque predecible, es poderoso. Tremendo.
Land of my dreams (Yann Gonzalez, 2012)
Un cortometraje con un aire circense y psicomágico, al más puro estilo de Jodorowsky.
Internal displacements (Jean-Christophe Couet, 2010)
Transnistria, un lugar del que no sabría nada de no ser por el FC Sheriff. Hace falta visibiliza más estas regiones a las cuales no se les reconoce como países independientes.
¿Qué es lo que vemos cuando miramos al cielo? (Alexandre Koberidze, 2021)
Hay películas que abordan el mismo tema de manera más efectiva, a mi parecer, como es "Ayer maravilla fui" o "La sangre iluminada".
Leones (Jazmín López, 2012)
Si bien el término "cine desdramatizado" se ha extendido para justificar obras que son evidentes carencias de conocimiento de guion y cine, esta película tiene su cierto encanto en cuanto a nivel fotográfico y locaciones, pero su corta historia pudo contarse en 10 minutos. Hubiera sido un gran corto y no una película más de esas a los cuales los críticos deben completar el trabajo de directores pretenciosos.
Las facultades (Eloisa Solaas, 2019)
Más allá de la empatía que podamos sentir todos los que hemos pasado por una universidad con los protagonistas del documental (independientemente del país en el que estemos) creo que el documental es poco ambicioso. Sí, es un ojo que se mete a la interior de las facultades, pero más allá de hacernos testigos de la temporada de exámenes no aprecio un mayor discurso.
Birdman (Alejandro G. Iñárritu, 2014)
Sin duda González Iñárritu trasgrede con esta cinta ya que no solo cuestiona la labor mercantil de la industria fílmica de Hollywood –muchas veces saturada de contenido vacío- además se da tiempo de poner contra las cuerdas también a los puristas del arte que, exigiendo que lo comercial no segregue a lo artístico, segregan a su vez a quienes despectivamente llaman “celebridades”.
Las búsquedas (José Luis Valle, 2013)
Colocada en el enorme lienzo de emociones y vivencias que es la Ciudad de México y sus inmediaciones, Las Búsquedas es una narración sobre los diversos motivos que llevan al desencuentro con un destino, si no trágico, sí inexpugnable, en donde nadie parece ser lo suficientemente villano como para odiarle ni demasiado bueno como para ponerse en sus zapatos.
Tamara y la Catarina (Lucía Carreras, 2016)
Desgarradora visión de tres personajes que pueden ser cualquiera entre 20 millones de almas que viven en la Ciudad de México. Parecía una historia más de narcomiseria al comienzo, pero toma su propio ritmo. Ni condescendiente ni demasiado cruda, una película tremendamente real.
De las casas blancas (Agustín Banchero, 2013)
Siempre me ha parecido de mal gusto ese cine que pretende ser más que el espectador, desde su sinopsis. Cortos hechos como para llamar la atención de algún productor o fondo fílmico para después convertirse en largometrajes de 2 horas donde nada pasa. Desdramatización le dicen.
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