lunes, 11 de julio de 2022

Ethan Hunt y Jason Bourne, los agentes norteamericanos

texto ERIC VILLA

Pareciera que Reino Unido y parte de Europa han acaparado el espionaje en la industria del cine, sin embargo, desde los 80 el cine Hollywoodense ha sido partícipe en gran medida dentro del cine de espías. En 1996 llegó para dicha industria una saga que se volvió reconocida, siendo una adaptación de la serie de televisiva de los años sesenta, llamada Misión Imposible, emitida por la cadena CBS. Los derechos de adaptación para cine logró conseguirlos Tom Cruise, que junto con su socia Paula Wagner han hecho del personaje Ethan Hunt una franquicia que ha conseguido mantenerse rentable y competir contra las sagas más famosas del espionaje cinematográfico, con siete películas producidas y seis de ellas ya estrenadas.

Cruise parece que le dará fin a la franquicia de M:I con una octava película. Tom pretende con esta saga llevar una producción al espacio exterior por primera vez en la historia del cine, utilizando como locación la Estación Espacial Internacional (ISS). Lejos de la primera película dirigida por Brian De Palma que tiene la esencia del cine de espionaje europeo y de otras cintas del mismo género, Misión Imposible introdujo a partir de la cuarta entrega, momentos más suaves y hasta con diálogos que caen en situaciones humorísticas sin rayar en la comedia. La segunda parte, M:I 2, es más una película de acción al estilo Hollywood y la tercera cinta regresa un poco a la intriga de la primera película y le da una forma dramática.

Entrando el nuevo milenio se presentó la adaptación de la novela de Robert Ludlum. Llegaban las películas de Jason Bourne, las cuales mantienen la naturalidad de la obra de Ludlum que rescatan los momentos de intriga de autores como Le Carrè y del propio Hitchcock y hasta se relaciona con lo escrito por Tom Clancy. Desde el primer instante hasta la última escena, en cada película no deja de llevar al espectador hacía una tensión. 

Robert Ludlum inició tarde su escritura y sin embargo dejó líneas que ponen en cuestionamiento agencias como la CIA, y Bourne no es otro espía más que busca desaparecer organizaciones terroristas, solamente es alguien que busca dejar su trabajo de asesino y su propia agencia se convierte en su propio perseguidor. La búsqueda y huida de un espía al darse cuenta en qué consistía su trabajo dentro la agencia, sutilmente nos da un panorama real de lo oscuro que pueden ser los gobiernos de las grandes naciones.

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