texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ
Es difícil y complicado hablar y escribir sobre cine en estos tiempos que vivimos cuando nos enteramos de cierres de complejos de exhibición, películas esperadas por largo tiempo para el 2020 y saber que se retrasan tanto desde su realización como de varios estrenos por el miedo a perder ganancias por parte de sus distribuidoras y productoras.
Pero si algo ha hecho que cinéfilos y cinéfagos sobrevivan con este arte que tanto nos apasiona (y me refiero a aquellos que no tienen un archivo personal de películas) son los servicios de streaming para ver varios estrenos que se han movido para donde la brújula del futuro apunta.
Con esto no quiero decir que en un futuro, al plazo que ustedes me digan, los servicios de streaming vayan a desaparecer a las salas de cine, creo que eso ya no es tema a debatir, quizá sería un tema a tratar, o lo que estaría en tela de juicio sería el contenido que estas plataformas digitales en línea nos están ofreciendo, cuánto de su contenido es realmente material de calidad, y esto hablando en términos meramente artísticos, ya que la calidad técnica y de producción me parece está en el 99 por ciento del contenido de estos servicios, pues si algo le inyectan a esas producciones que son más para consumo genérico, es precisamente producción, si no nada llamaría la atención de estas.
El caso es que como en el cine mismo, hay para todos los gustos de igual manera en las plataformas en línea, e incluso, para todos los presupuestos.
Podríamos empezar hablando del gigante en este rubro: Netflix. Con sus producciones originales, tanto en películas como series, ha logrado posicionarse como la plataforma favorita y más popular entre un público de gama general (aún sin ser la opción más económica del mercado), pero no por eso todo lo que producen o exhiben carece de propuesta o calidad artística y cinematográfica, para muestra ver como en años recientes han logrado fichar los proyectos de grandes directores de cine como Charlie Kaufman, Martin Scorsese o David Fincher, sin contar además con el hecho de que gracias a esta plataforma hemos podido ver películas de países como Senegal, Noruega, Bélgica, Líbano, entre otros, que de otra forma muy difícilmente nos habrían llegado a salas de cine que no fueran de alguna ciudad cosmopolita.
El segundo gigante en este nicho bien podría ser considerado Amazon Prime Video, en donde se puede encontrar además de buen material, además de también sus propias producciones. Es una plataforma donde vemos más cine clásico y producciones no tan recientes, lo cual es bueno para aquellos cinéfilos no tan jóvenes y que no tienen un archivo personal, es más fácil encontrar películas de esos años que lo hicieron amar el cine.
Para propuestas más artísticas y cine fuera del gran ojo norteamericano están plataformas como Mubi y Criterion (este último aún sin poder funcionar en México y Latinoamérica) que concentran mucho de su espacio para las diferentes ramas del cine mundialmente hablando.
Una opción para los amantes del cine mexicano es la plataforma de Filminlatino, en la que incluso sin pagar alguna suscripción o mensualidad, se tiene acceso a un sinfín de títulos de nuestro cine nacional para ver completamente gratis, aunque también tienen su opción de suscripción, o de pagar por películas en específico a un precio más que módico.
Los exhibidores de cine de alguna manera no se han quedado atrás, por ejemplo está el caso de Cinépolis Klick, que en su servicio de streaming tienen la opción de ver películas que han estrenado antes, o incluso varias opciones de su cartelera comercial vigente.
Incluso hay opciones y plataformas en las que de manera “alternativa” y gratuita, se pueden ver películas que no están disponibles para Latinoamérica por cuestiones de derechos de distribución, o por la región, y que no se pueden conseguir ni en plataformas y mucho menos en salas de cine.
Es en estos momentos en los que incluso críticos de cine han mencionado que son más que importantes estos espacios, y que sin ellos películas que ellos ven y comentan gracias a festivales de cine, no podrían ser revisadas por adeptos al cine de arte sin estas plataformas “alternativas”. Como diría ese dicho que circula mucho en las redes entre cinéfilos: “Si no torrenteamos la cultura, la cultura se netflixea”.
De modo que ver a las plataformas de streaming como una amenaza me parece está demás, en estos tiempos pandémicos para muchos no hubo otra alternativa, incluso para los que amamos ir al cine, de alguna u otra forma, ya sea con los poderosos de estos servicios, con las opciones más específicas, o con las opciones gratuitas, todos, o la gran mayoría de adeptos al cine, recurrimos a estos servicios.
Lo que nos corresponde a nosotros, ahora que de a poco se vuelve a una nueva normalidad, y se empiezan a abrir las salas con menos capacidad, es precisamente volver a las salas, porque si algo nos puede quitar las salas de cine es la crisis económica a la que se verán sometidas por todo el tiempo que estuvieron cerradas y la poca asistencia de público de ahora en adelante.
Por supuesto es nuestra responsabilidad y obligación volver con todas las medidas precautorias, no podemos no vivir bajo las reglas que hoy día nos rigen a todos, pero debemos de alguna forma volver a la calle, salir y vivir, y dejar un poco el miedo atrás y no permitir que nos inmovilice; pues el cine, y sus formas tanto de exhibición como de realización en conjunto, la están pasando muy mal, y me parece que hacer un esfuerzo dentro de nuestras posibilidades, protección y concientización, bien lo vale, por todo lo que el cine nos ha dado.
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