Antes de escribir sobre lo que ha significado para mí colaborar en un proyecto tan noble como lo es Cinéfagos, debo decir que mi amor hacia éste nació siendo antes lector de sus letras. Si bien mi amor por el cine lo tengo presente desde que tengo uso de razón, por varios motivos que están ligados a mi familia y mi historia personal, y de que yo ya leía sobre cine en algunas revistas y sitios web, descubrir Cinéfagos para mí fue un parteaguas.
Encontrar un lugar en el que no solo hablaban sobre muchas de mis películas favoritas, y que daban prioridad a ese cine que no fácilmente se encuentra en las salas de cine de provincia, solo en esa extinta sección llamada "cine de arte" en los Blockbuster (soy lector oficial de Cinéfagos desde aquel extraordinario número seis), sino que fuera una revista hecha por gente de mi propia ciudad, aunque yo ya no viviera más allá; esto me hizo emocionarme y entusiasmarme mucho, y por supuesto intentar ser parte de ello.
Vengo colaborando con Eric y Andrei (empecé a escribirme primero con Eric, siendo lector de la revista, ya que empecé a colaborar comencé a tener más contacto con Andrei) desde el número 15 de la revista, justo el número que hace 5 años conmemoraba su segundo aniversario, y que nunca pensé que hasta el día de hoy siguiera siendo parte activa y siempre tomada en cuenta por las dos personas que alimentan en más de un sentido no sólo a este proyecto, sino a un movimiento cinematográfico muy significativo en la región norte del país.
Colaborar en Cinéfagos no sólo ha sido significativo desde la propia colaboración que he venido haciendo con ellos, también me ayudó a tener confianza para empezar a buscar otros espacios, tanto para ver cine diferente, como para escribir sobre este, conocer otras personas, realizar otras actividades. Entre ellas, perfilar la identidad de mi propio blog, colaborar en otros blogs y sitios web escribiendo sobre cine y otras cosas, ir puliendo de a poco mi manera de escribir, y quizá la segunda cosa que yo más agradezco a Cinéfagos: mi andar por festivales de cine, que no sólo me ha hecho ver extraordinarias películas que de otra forma sería casi imposible que yo me hubiera encontrado con ellas, sino que también me ha hecho conocer extraordinarios amigos y tener agradables y valiosos encuentros con gente del medio.
La primera cosa que le agradezco por supuesto a la revista Cinéfagos, es haberme hecho conocer a dos grandes amigos como Andrei y Eric que, a través de mensajes, correos electrónicos, las letras y el cine, hemos hecho un lazo, encontrado un puente de comunicación y conexión, que veo muy difícil de romper.
JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ
Nacido en la ciudad de Durango, Durango, radica desde hace 11 años en La Paz, Baja California Sur; que, si bien no es un pueblo, es una ciudad con mar, algo que lo hizo encontrar en las canciones de Joaquín Sabina, los libros, las películas y la carretera, un refugio para su exilio autoimpuesto durante muchos años.
Autodidacta en todo lo que ha emprendido en la vida en cuanto al arte se refiere, ha colaborado, entre otros medios, para la revista DGOXTREMO, el blog costarricense EN 10 PUNTOS, el sitio web SUDCALIFORNIOS.COM, como editor de la página de Facebook CINEFÍLIA, y colaborador de la productora audiovisual IMAGINECOSMOS.
"Si alguna vez estudió, lo olvidó mientras escuchaba cantar a ese pájaro amarillo que se metió al baño de su casa mientras se bañaba".
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