texto ANDREI MALDONADO
Hace algunas semanas recibí una sorpresiva llamada del señor Daniel Hernández, director del Festival Revueltas y encargado de promoción cultural del Instituto de Cultura del Estado de Durango. En ese entonces me reclamó airadamente un ‘retuit’ hecho a través de la cuenta de Cinéfagos.
En dicho ‘tuit’ un usuario desconocido mencionaba a mi revista y algunas otras personas, e iba dirigido a ‘Danielo’ pidiendo su salida del ICED. Como con todos los ‘tuits’ que mencionan a Cinéfagos decidí darle ‘retuit’ (lo hago con todos, hasta con los que nos critican por algún error de dedo) pero el señor Hernández lo tomó personal, como si fuéramos parte de la crítica.
En la indeseada llamada el funcionario estatal cuestionó mi labor como periodista, diciendo que si me ostentaba como tal no debía seguirle el juego a los cuatro ‘trolls’ que no lo quieren en Durango, que iba en detrimento de mi medio y otras muchas cosas que no logré retener en mi memoria, quizá porque en mi mente pensaba más en cómo responderle.
Le expliqué mi proceder y le invité a ver las publicaciones de Cinéfagos a ver si en alguna de ellas se le atacaba y tuvo que reconocer que en efecto, en ninguno de los trabajos de la revista se le ha atacado, pero tampoco se le ha reconocido su labor, pues el Centro de Cinematografía y Actuación Dolores del Río se hizo con gestiones suyas y nunca se menciona.
Insistió en no conocerme ni tener el deseo de hacerlo pese a que se tomó la molestia de buscar mi teléfono, pero que me dejaba su número para cualquier duda, pues él quería que las cosas fueran frontales. En ese sentido le advertí que al hacer esa llamada yo estaba en la libertad de divulgar su contenido públicamente y dijo que le daba igual.
No puedo considerar esto como un ataque a los medios de comunicación, pero tampoco lo acepto como derecho de réplica pues como él mismo acepta Cinéfagos nunca lo ha mencionado a él o su trabajo de manera ofensiva. Lo que sí puedo decir es que me desagradó bastante su forma de proceder, al más puro estilo de la vieja escuela de censura.
Lo que me da risa es que en cinco años como reportero de política jamás algún funcionario me reclamó una nota mía, al menos no directamente a mí, y me viene a pasar por primera vez en cultura y ni siquiera por una nota mía o de alguno de mis colaboradores. Sobra decir que Cinéfagos jamás cederá al chantaje ni a la censura de ningún funcionario público.
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