viernes, 2 de marzo de 2018

¿Por qué nos fascina el cine?

por ANDREI MALDONADO

Han pasado más de 120 años desde que los hermanos Lumiere lanzaron al mundo su cinematógrafo. Desde entonces diversos aportes al cine como espectáculo de masas y como medio para la expresión del arte se han llevado a cabo por genios como Georges Meliés, Sergei Eisenstein, Charles Chaplin, Walt Disney, Steven Spielberg, entre otros, que han maravillado con sus historias o han cimentado las bases del cine como lo conocemos hasta ahora.

Hollywood es el principal artífice del cine como industria cultural, estableciendo los blockbusters con toda la parafernalia de impacto en medios (más ahora con tantas vías por medio del internet y las redes sociales), pero el máximo aporte que ha hecho la “meca del cine” han sido los géneros cinematográficos y las estructuras narrativas que los componen para hacer de las películas las historias como las conocemos ahora, el cine como una concepción universal.

Es por eso que en películas de acción al héroe nunca se le acaban las balas, las del enemigo no lo tocan, es un experto en cualquier arte marcial (no importa su edad) y puede hacer acrobacias imposibles, siempre con una buena “frase matona”; en la comedia romántica el anti-héroe reconoce su error y alcanza a su amada antes de que aborde un avión; en el terror la gente siempre hace lo que no debe hacer: dormir en casas embrujadas, jugar a la guija, etc.

Pero no seamos tan duros con Hollywood, pues el llamado “cine de arte” y el “cine de autor” también se han llenado de tantos clichés como cualquier producción norteamericana. Diálogos confusos, poca acción, cámara en mano o cámara fija, planos secuencias, no actores. En conclusión: el cine en sí mismo es un cliché, entonces ¿por qué seguimos viéndolo? Quizá porque el séptimo arte es una ventana a otro mundo, permite que el espectador se fugue.

¿Qué hay del documental? Ese género difícil de encuadrar y que tanto espanta al público comienza a ganar terreno en un mundo donde la ficción continúa regalándonos obras de arte, pero tristemente son las menos. La mayoría de las películas rayan en lo repetitivo y predecible, pero son un lugar seguro, la gente sabe qué va a ver y lo ve. Películas para llenar salas y vender palomitas. Y lo hace Hollywood y lo hace México y casi todos los países del mundo.

En Cinéfagos hacemos una apuesta por un cine diferente, lo más libre posible. Deriva será la primera producción audiovisual en la que trabajemos. Porque después de casi cinco años debemos vincular lo que vemos y de lo que hablamos con lo que podemos hacer. Ya tendrán noticias de nosotros y nosotros tendremos noticias de ustedes, esperemos. Nos vemos en la próxima pantalla.

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