lunes, 13 de noviembre de 2017

#NoTodoEsCine La Ciudad del Insomnio

texto y diseño ANDREI MALDONADO

No nací siamés a nadie, eso es una fortuna. Aquí estoy una vez más, sola, con estás manos que siempre están tan húmedas y frías. Nunca me he considerado una mujer frívola, y sin embargo he tenido muchos amores. No todos buenos, pero sí muchos. En este puerto, donde todo huele a pescados podridos y borrachos en el malecón, he sabido forjarme como mujer. Aun siendo tan bajita y aparentemente poco agraciada, pues no tengo una figura delineada o un pecho prominente, ha habido tantos hombres que han sabido apreciar, incluso matarse, por mi blanca piel, por mis ojos afilados, por mi nariz aguileña, por esta boca tan sedosa color carmesí y por la fina delgadez de mi cuerpo. Y no, no es afán de presumir, solo describo la realidad. La realidad de las mujeres que como yo, saben amar mucho mejor que las regordetas señoras del pueblo, las que toman té a las cinco y mandan a dormir a sus esposos sin un buen polvo. Nosotras, las del puerto, las que tenemos un nombre por el día y otro por la noche; las que no nos ven sin maquillaje a la luz del sol, las que estamos destinadas a volar y no hacer nido en ninguna cama; nosotras, sí sabemos amar. Amar el tiempo justo y de la manera adecuada. Nosotras que cargamos sobre la espalda el peso de toda una ciudad, del insomnio de todos los banqueros, abogados, profesores, filósofos y poetas. Nosotras, sí, las que nos bautizan como putas, sólo aquellos curas que no nos han probado.

Al bajarse del templete y cesar la música de jazz el público la arropa con aplausos. Varios clientes del Café Angostura se ponen de pie y empiezan, tibiamente, a buscar acercarse a la joven poeta. La carrera la gana Xabier, el dueño del café. Xabier viajó de España a hacer sus estudios en México y nunca más dejó el país. Ama a Paloma. Admira esa capacidad de verse como una indefensa colegiada y escribir con toda la furia del vientre de una mujer mayor. La abraza y detecta ese aroma a vainilla en su cuello, ese aroma que tanto le gusta.

-Has estado genial, ¡Que guay presentación!
-¡Gracias poh, que sería de mi sin vos!

Y vuelven a estrecharse fuertemente. Se conocieron en la Facultad de Letras. Paloma nació en Valparaíso y se mudó a México por invitación de algunos amigos de la Universidad de Santiago. Luce extremadamente joven para la edad que tiene, fácilmente diez años menos. Xabier ama ese contraste, él luce más viejo de lo que es, cosa que en nada le molesta.

Después de las doce el café cierra, al menos para los clientes. Se quedan los amigos cercanos a Paloma y Xabier. Charlan del surrealismo, del cine de Gondry, de los movimientos sociales después de las elecciones y de las canciones de Sabina, todo al compás del vodka, el whiskey, las pipas chirriantes de marihuana y la heroína.

Pasadas las cuatro de la mañana sólo quedan Xabier y Paloma. Embriagados de poesía y alcohol empiezan a bailar en el balcón con vista a la ciudad, una ciudad que pareciera discurrir lejanos a ellos. “Space Oddity” de David Bowie juega a llenar todos los vacíos del lugar y de sus almas. Saberse que son todo, y a la vez, ya no son nada.

Though I'm past 100,000 miles
I'm feeling very still
and I think my spaceship knows which way to go
Tell my wife I love her very much, she knows


Se aprietan fuertemente al escuchar al "Duque Blanco" atacar la canción con la fuerza de un embravecido mar. Se funden en un profundo beso mientras sus manos trémulas se deshacen de todo lo que estorba. Una mesa hace las veces de cama y una noche de pasión juega a disimular que no es amor.

El licor y el cansancio los vence y se tumban en un sofá. Mientras Paloma duerme, Xabier no deja de vacilar en un mundo de fantasías inútiles, dónde se pregunta una y otra vez cómo es que llegaron a ese punto y qué demonios son ahora.

La mañana sorprende a Xabier, que no ha podido pegar pestaña. Le dedica una mirada a la bella dama que duerme a su lado. Ese rostro de niña que no cansa de mirar.

En el balcón, con el torso descubierto, una taza de café a un lado y toda su poesía durmiendo en el sofá, Xabier le da una calada intensa a su cigarro, queriendo encontrar toda la inspiración del mundo y, al mismo tiempo, perderla para siempre.

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