martes, 17 de noviembre de 2015

Editorial: La importancia de los cineclubs

por ANDREI MALDONADO

Desde el mes de febrero Cinéfagos cuenta con un segmento radiofónico, breve pero sustancioso, dentro del programa Noticias en Directo que conduce mi amigo Juan Carlos Vargas en La Mejor FM. En la más reciente edición –previa a la publicación de este número- charlamos acerca de los cineclubs y salas alternativas para la exhibición de películas.

Durante la charla destacábamos que, además de poder enfocar sus esfuerzos en determinadas temáticas y bajos costos, los cineclubs ofrecen la oportunidad de generar un análisis posterior de la película, no únicamente “ver por ver”, pues como siempre he creído las películas no terminan con el último crédito en la pantalla, sino que es apenas ahí que comienzan.

Teniendo en cuenta esto resulta loable la labor que desempeñan las personas que en Durango no solo les gusta apreciar buen cine, sino que su inquietud y amor por el séptimo arte los lleva a generar espacios donde más personas puedan conocer las propuestas que los enamoraron y que despertaron en ellos tantos sentimientos, porque en cine ante todo no puede ser un arte egoísta.

Para nada es sencillo mantener este tipo de sitios, pues muchas veces no son propios y la renta no siempre es costeable pues, admitámoslo, tanto el cine comercial de las grandes cadenas como el cine en casa que se puede ver en el ordenador son un obstáculo a vencer, pese a que los cineclub de Durango se encuentren en pleno Centro Histórico, al alcance de todos.

Sin embargo, a pesar de todo lo anteriormente descrito, siempre he considerado que lo más bello de estos espacios es la amplia gama de películas que se puede ver ahí, muchas descontinuadas, otros clásicos y otras tantas más que jamás llegaron comercialmente a nuestra ciudad o lo hicieron por poco tiempo. Cine de todos los sabores, colores, aromas e idiomas.

Pero ¿qué pasa cuando, con tal de no ver la sala vacía, nos olvidamos de ofrecer nuevas propuestas al público y caemos justo en eso que hemos condenado? ¿Vale la pena tener más ingresos a cambio de poner las mismas películas comerciales una y otra vez? ¿Dónde está la posibilidad de generar nuevas audiencias en una ciudad sin escuelas de cine cuando se hace eso?

Siempre he admirado la labor de los exhibicionistas de la ciudad responsables de salas alternativas y cineclubs, tanto así que en Cinéfagos ya les dedicamos un especial completo a ellos y su cartelera siempre es compartida en redes sociales, de ahí el deseo de que la calidad de sus carteles, que todo el tiempo la han tenido, nunca disminuya por el fervor de una sala llena.

Y otro aspecto que debe estar siempre presente en estos sitios: deben abrir las puertas a los realizadores locales, pues si no es a través de ustedes ¿dónde más podrán llevar sus trabajos, sus talleres? Como dije líneas más arriba, el cine no es, no puede y no debe ser un arte egoísta, y en la capacidad de abrir estos foros estará también la posibilidad de hacerlos perdurar.

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